Si mis libros pudieran cambiar el mundo el F.M.I. no existiría

Publicado en Noticias III

Usamos nuestro cerebro poco y mal, lo usamos de una forma demasiado disciplinaria, siguiendo las normas que nos imponen desde fuera: pensamos dentro de un marco más o menos consensuado de leyes, opiniones, prejuicios, que es una especie de laberinto ordenado, con señales para que nadie se pierda, para que nadie se salga del camino.
Existen tres preguntas fundamentales que habría que hacerse sobre cualquier hecho: por qué, para qué y para quiénes. El juicio no es un capricho, es porque si no pensamos no existimos.
La lectura debe servir para que el lector reconozca que sabía mucho más de lo que creía, para que el lector se dé cuenta, lo mejor es que el lector diga: esto yo ya lo sabía.
Se representa en el mundo todos los días una comedia absolutamente vergonzosa, y esa comedia se llama democracia. Los gobiernos se han convertido en comisarios políticos de los poderes económicos; peor aún, como le dijo el juez italiano Di Pietro, hasta ahora el poder económico tenía que corromper a los políticos que estaban en el poder, pero ahora el poder económico está en el poder y ya no necesita corromper a otros.
La literatura no puede hacer nada para cambiar el mundo: si mis libros pudieran hacerlo, les aseguro que el Fondo Monetario Internacional no existiría.
Cuando nacemos es como si firmásemos un pacto de aceptación; y a veces, hay un momento (en la vida) en el que nos preguntamos ¿quién ha firmado esto por mí?; venimos a este mundo y no sabemos nada de él, no somos responsables; pero cuando uno se hace aquella pregunta, las cosas cambian.

3 comentarios:

leosapienns dijo...

seria suficiente cambiar una persona y todo arreglado

elcessar dijo...

El problema no es el FMI, son los políticos, cínicos, mentirosos, demagogos, populistas quienes destruyen las economías de sus paises, ya basta de la misma cantaleta tercermundista de endosar culpas a otros.

EseBlogger dijo...
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