¿El sentido de la vida? Ese sí que puede llegar a tener un incalculable valor. Pues la mera sospecha de reflexionarlo, apenas nos consuela. Tal vez nos confirma y nos va conformando. La dignidad resulta, a veces, como un juego de funambulismo -existencial- en el que uno va apostando, dejándose el pellejo si hace falta, para acabar golpeándose con la cruda realidad.
La dignidad es como un arma de doble filo, por un lado están los valores a lo que te apegan de pequeño en la educación familiar y por otro la libertad rebelde a la que a veces deseas acoplarte al paso de la vida.
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¿El sentido de la vida? Ese sí que puede llegar a tener un incalculable valor. Pues la mera sospecha de reflexionarlo, apenas nos consuela. Tal vez nos confirma y nos va conformando. La dignidad resulta, a veces, como un juego de funambulismo -existencial- en el que uno va apostando, dejándose el pellejo si hace falta, para acabar golpeándose con la cruda realidad.
La dignidad es como un arma de doble filo, por un lado están los valores a lo que te apegan de pequeño en la educación familiar y por otro la libertad rebelde a la que a veces deseas acoplarte al paso de la vida.
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