Padres e hijos, hablemos mientras podamos

Fragmento de Cuadernos de Lanzarote (1993-1995)

Tiempo gris, lluvioso, de ese que inclina a reflexiones melancólicas, como haberme imaginado conversando con mis padres, tres personas de edades parecidas, arrugas y pelo blanco, sin diferencia, ellos queriendo saber qué persona me he convertido, yo confesándoles que les dejé ir de la vida sin conocerlos verdaderamente. Habría sido una conversación que nunca hubo entre padres e hijos desde que el mundo es mundo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que pensamiento más bello. Cuánto duelen las palabras no dichas... siempre se queda uno con un sentimiento de deuda hacia los padres.