Fragmento de Cuadernos de Lanzarote II (1996-1997)
Hemos puesto demasiadas esperanzas en los niños que nacen, nuestro deber de adultos debería ser crear las certezas que harían posible, a esos niños que vamos engendrando, vivir con la suprema dignidad humana que ansiamos y que constantemente nos huye.
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