Fragmento de El Evangelio según Jesucristo
El destino, cuántas veces hará falta decirlo, es una caja como no hay otra, que es abierta y cerrada a la vez, miranos dentro, y podemos ver lo que ha sucedido, la vida pasada, convertida en destino incompleto, pero de lo que todavía ha de suceder no sacamos más que presentimientos, intuiciones.
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